5 ene 2013

El mundo según las proteínas G



El mundo según las proteínas G
Percepnet Redacción 

Los receptores acoplados a la proteína G se encuentran en la superficie de casi todas las células y su versatilidad les permite especializarse en una enorme variedad de estímulos, desde moléculas muy pequeñas como la adrenalina o la acetilcolina, THC y anandamida, entre otras, pasando por los que son capaces de captar fotones de luz, o los que unen péptidos pequeños como las encefalinas (endorfinas), opiáceos o somatostatinas, hasta los que tienen como ligandos grandes glucoproteínas, tales como la hormona leutinizante.

Las funciones fisiológicas que rigen y desencadenan estos receptores son múltiples y variadas. Y, sin embargo, esta enorme diversidad en la captación de la señal exterior se convierte en una superespecialización en la recepción que se produce en el interior de la célula.

Empleando una metáfora: sea quien sea el portador de las noticias, el receptor siempre será una proteína G. Ello implica que, en gran parte, la noción que de su mundo exterior tienen las células depende de lo que le cuente, y cómo lo cuente, sus proteínas G.

¿Qué son y cómo funcionan estos receptores?

Los receptores acoplados a proteínas G son conocidos con una variedad de nombres: receptores transmembrana de siete dominios, receptores 7TM, receptores heptahelicoidales, receptor serpentina y receptores ligados a proteínas G (GPLR, del inglés: G protein-linked receptors).

Como cualquier receptor actúan como transductores de señales a través de la membrana celular, pero en este caso reciben del exterior un ligando y en el interior celular activan proteínas G. Dicho de otra manera, su función concreta es unir el ligando específico y traspasar la señal al interior celular mediante su acoplamiento con una proteína específica. Proteína que a su vez aumentará la afinidad del receptor por el ligando y transmitirá y amplificará la señal por diferentes vías celulares (fig. 1).

Este sistema de tres componentes, la em>señal, el receptor y la proteína, actúa mediante un sencillo mecanismo que ejemplifica la figura 1.

Fig. 1. Proteínas G
Fig. 1. Funcionamiento de un receptor acoplado a proteínas G.

¿Qué es una proteína G?

Existe una familia de proteínas reconocidas con esa denominación cuya peculiaridad es que su funcionalidad está unida a una molécula, la guanosina trifosfato (de ahí la G), que es un «intercambiador energético» de la célula, por lo que actúa como un interruptor y transmite información, que es lo que en definitiva nos interesa. Su morfología representa cierta complejidad y puede consultarse en cualquier manual de bioquímica.

Importancia de los receptores acoplados a la proteína G

La versatilidad y universalidad de estos receptores, y el estar asociados a numerosas reacciones metabólicas, tiene como consecuencia que su potencial disfunción ocasione otras tantas enfermedades. Enfermedades que, actualmente, podemos afirmar que se producen por una deficiente transmisión de la información del exterior celular hacia el interior.

El conocimiento detallado de estos receptores, gracias a las investigaciones de Kobilka y Lefkowitz, ganadores del premio Nobel de Química 2012, permitirá desarrollar nuevos fármacos, más eficaces y con menos efectos secundarios, es decir, con menos ruido en la transmisión de la información terapéutica.

«La información es más importante que la realidad» afirmaba hace pocas semanas Anton Zeilinger, físico teórico considerado uno de los padres de la teletransportación. Los nuevos conocimientos aportados sobre los receptores acoplados a proteínas G ponen de manifiesto hasta qué punto la realidad como tal pierde prioridad para la homeostasis celular frente al «discurso» que de dicha realidad puedan realizar un grupo de proteínas. La vida es sensorial hasta sus últimas consecuencias.

Fuente y fotos: MLA style: «The Nobel Prize in Chemistry 2012». Nobelprize.org. 26 Nov 2012

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