15 abr 2014

Genética o ambiente: ¿qué influye más en el envejecimiento?

Genética o ambiente: ¿qué influye más en el envejecimiento?

Fecha: 19/3/2011-00:00 hs.


Acerca del desgaste del organismo, una teoría apunta a la genética pura, mientras que otra otorga un papel relevante a los factores ambientales. Tres pilares para combatir el paso del tiempo. Los 10 nutrientes fundamentales para vivir más y mejor

A lo largo de la historia, el ser humano buscó incesantemente la llave hacia la eterna juventud. De distintas maneras, el hombre manifestó siempre su descontento hacia el deterioro físico y mental, e indagó sobre alternativas que le garanticen una vida prolongada y saludable.

Así y todo, para el doctor José Luis Díaz Casal (MP 17.758/6), “el camino que conduce hacia la longevidad es complejo, máxime en la postmodernidad, donde numerosos factores ambientales a los que nuestros antecesores no estaban expuestos, ponen en peligro el bienestar del cuerpo humano y aceleran procesos de desgaste”.

Mencionó entre ellos al estrés extremo y el daño causado por la sobreutilización de ciertas herramientas tecnológicas.

El responsable de los programas de Medicina Antiaging LifeXtension y Revita Shock de Sanatorio Diquecito destacó que, sin embargo, “existen también teorías que ligan el envejecimiento a una cuestión meramente genética, al margen de su entorno. Esto –siempre según estas teorías- permitiría a las personas conocer a qué ritmo envejecerán”.

Envejecimiento y genética

Dentro de las teorías del envejecimiento hay dos grandes vertientes: teorías deterministas o genéticas puras, y teorías epigenéticas.

“Las primeras consideran a los genes como únicos responsables del envejecimiento del organismo –describió Díaz Casal-. Dentro de las segundas, en tanto, quedan incluidas todas las teorías que, teniendo en cuenta la participación de los genes, otorgan un papel relevante a los factores ambientales. Podemos decir, entonces, que el envejecimiento tendría una base genética pero que a su vez hay factores ambientes que influyen decididamente en el proceso de desgaste del organismo”.

“Ciertas teorías, como la del ‘límite mitótico de Hayflick’, afirman que las células tendrían un reloj biológico que marcarían el número de divisiones o mitosis que son capaces de tener a lo largo de sus vidas, número que estaría relacionado directamente con la edad del individuo”, explicó el especialista, quien detalló: “Es decir que si nosotros pudiésemos leer perfectamente los genes podríamos saber hasta cuándo podríamos llegar a vivir. Sin embargo, una cosa es lo que un investigador detecta en un laboratorio y otra cosa es cuando el organismo analizado entra en relación con el ambiente”.

Díaz Casal consideró que “hay una serie de factores extrínsecos que pueden acelerar o no éstas mitosis. Además, puede haber otras mutaciones que hacen que las células alteren su ritmo de división, modificando por lo tanto los tiempos del envejecimiento”.

Los radicales libres

“Otra teoría que demostró ser útil para entender los complejos procesos del envejecimiento es la que se refiere a la producción de los llamados radicales libres, o teoría de la oxidación”, destacó el profesional, quien especificó que “los radicales libres son especies químicas derivadas del oxígeno, producidas continuamente en el metabolismo celular como consecuencia de la utilización del oxígeno para la producción de energía. En otras palabras, son residuos del metabolismo celular que generan reacciones adversas para el organismo, entre ellas el envejecimiento y la muerte”.

Así es que “el correcto funcionamiento del organismo se basa en un delicado equilibrio entre la cantidad de oxidantes que producimos y la de defensa de antioxidantes de que dispongamos para neutralizarlos. Por lo tanto, y siguiendo la sugerencia de esta teoría, cuantos más antioxidantes tengamos a nuestra disposición más protección tendremos contra las acciones negativas de estos radicales libres”.    

Los tres pilares de la medicina antiaging

“El programa de medicina antiaging que desde hace tiempo aplicamos en Sanatorio Diquecito, se basa sobre tres pilares fundamentales. Esto son la nutrición, la actividad física y mental, y el control del estrés emocional”, describió.

Al hablar de nutrición, Díaz Casal especificó que se trata de “una alimentación que se base en la incorporación de los macro y micronutrientes importantes para el organismo”. Al tiempo que aclaró que al referirse a la actividad física y mental, entiende que “ésta debe ser progresiva, reglada, y supervisada”. “Cuando hablamos de control del estrés, por su parte, nos referimos a propiciar una adecuada actitud antes las distintas situaciones de la vida, no permitiendo que éstas alteren nuestra salud y deterioren el estado de nuestro cuerpo”, recalcó.

Con el foco en la alimentación, es necesario insistir en la relación directa que ésta tiene sobre el proceso de envejecimiento. En ese sentido, la dieta ideal debe tener un alto contenido de antioxidantes, los cuales pueden encontrarse principalmente en verduras frescas, frutas, cereales y semillas.

“Esta alimentación debe ir acompañada de un ambiente lo más sano posible (libre de smog, de radiaciones ionizantes, de ruidos molestos). Las personas que viven en familia, comen en familia, comen liviano, e incorporan alimentos de muchos colores (éstos marcan la presencia de gran cantidad de antioxidantes), tienen una enorme ventaja frente a quienes tienen otro tipo de hábitos alimenticios”, especificó.

Los alimentos que contribuyen a la aceleración del envejecimiento

Hay una gran cantidad de alimentos de consumo habitual que, según estudios, contribuyen a la aceleración del proceso de envejecimiento. Entre ellos se destacan las carnes rojas, con alto contenido de grasa; alimentos ricos en grasas saturadas, frituras, azúcar y otros carbohidratos refinados y todos los productos envasados que contengan grasas trans. Todos ellos deben ser consumidos en cantidades acotadas.

Los 10 nutrientes esenciales para vivir más y mejor

En tanto, existen una serie de nutrientes esenciales que contribuyen a contrarrestar el proceso de desgaste celular del cuerpo y que no deberían estar ausentes de la dieta.

1- Ácido Alfalipoico. Es un potente antioxidante. Contribuye a incrementar los niveles de insulina en sangre, entre otros. Se encuentra en la espinaca, brócoli y arvejas.

2- Aminoácidos. Estimulan en general la actividad bactericida de los macrófagos, y en el caso particular de la arginina estimula la liberación de la hormona del crecimiento, insulina y glucagón. Estos aminoácidos son:

- Arginina: Se encuentra en el pescado, maní, nueces, frutas de cáscara dura y berenjena.

- Tirosina: Se encuentra en la leche y derivados, huevos, arroz integral y porotos negros.

- Lisina: Se encuentra en quesos, huevos, pescado y pollo.

- Carnitina: Se encuentra en huevos, pescado, carnes y leche.

3- Antioxidantes. Actúan neutralizando los radicales libres. Se encuentran en el pescado, soja, avena, ajo, frutas y vegetales de colores (uva, manzana, ciruela y zanahoria), chocolate amargo y vino tinto.

4- Picolinato de cromo. Potencia la acción de la insulina a nivel celular. Se encuentra en el brócoli, papa, manzana, banana, jugo de uvas y de naranja.

5- Coenzima Q10. Refuerza el sistema inmunológico y protege el sistema cardiovascular. Se encuentra en el salmón, sardina, espinaca, maní y carne vacuna.

6- Omega 3. Disminuye la incidencia de enfermedades cardiovasculares y tendrían efectos benéficos a nivel cerebral. Se encuentra en el salmón, tofu, calabaza, aceite de oliva, espinaca.

7- Glucosamina. Favorece el desarrollo del tejido cartilaginoso. Se lo utiliza para el tratamiento de la artrosis. Se encuentra en el exoesqueleto de los crustáceos y otros artrópodos, y en algunos hongos.

8- Té verde. Contiene polifenoles de potentes efectos antioxidantes y, en menor grado, antibacterianos. Se obtiene de la Camelia Sinensis.

9- Granada. Es rica en antioxidantes, oligoelementos y vitamina C. Tiene, entre otras, propiedades diuréticas y antihipertensivas.

10- Vitamina D. Interviene en la regulación de los niveles de calcio y fósforo en sangre. Se encuentra en derivados de la leche, huevos, sardinas, atún y frutas como banana

No hay comentarios:

Publicar un comentario